RIABITARE CON L’ARTE

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copyright Agorart 2021

Descripción


Recibir una invitación internacional en una carrera artística es siempre un júbilo, un orgullo. Sobre todo cuando una lleva batallas que no especialmente quiere ganar, pero de las cuales no desea rendirse.

En esta experiencia, primero estudié las necesidades de la comunidad involucrada y tracé una línea de trabajo. Todo esto durante los 5 días de cuarentena.


Pude observar, grupos, edades, motivaciones, energías vitales y de cada encuentro fortuito, retenía el asombro o el rechazo y me lo llevaba a la casa 12 del MAP para meditarlo, sentirlo y dejar florecer las ideas siempre en pro de la construcción de la unidad y elevación de la consciencia.


Vi ojos expresivos, sonrisas, silencio, dolor, soledad, aislamiento, inseguridad, malestar, fuerza, gentileza, miedo, desconfianza, deseos pero no saber por dónde iniciar. Observé que la llama estaba baja y que tenía que servir de combustible para encender la curiosidad.


La reunión con las autoridades de Ocre y la representante de re habitar con el arte propiamente en la escuela fue fundamental.


En los pequeños pueblos la escuela es el centro, el corazón de la comunicación y debo señalar que no hubo rechazo de la parte del personal director y docente, que aunque no sabían claramente que iba a suceder, y temían que mi propuesta no fuese posible de realizar en tan poco tiempo, ya qué no propuse solo un mural, sino dos y un mándala, y a pesar de lo descabellado que parecía,  la curiosidad y la responsabilidad de construir nuevos senderos, los predispuso a entregar lo mejor de ellos mismos. Fueron la brújula indispensable para la materialización del acontecimiento.


Forjar aliados era un objetivo importante para dar inicio a la aventura artística en tan reducido tiempo y un lugar desconocido, así que ¡vamos, a lo que vinimos!


Con esa información y una agenda de cronograma de trabajo quedaba solamente el ¿qué voy a hacer? y ¿cómo lo voy a hacer?


Después de largas caminatas en la montaña, porque después de San Pánfilo de Ocre solo queda el cielo, la naturaleza me fue dando la luz.


Y pensé: Primero debo estimular a la población adulta para que participen, entonces la lavanda me sopló al oído y compuse pequeños buques que cerré con pedazos de tela y cinta que habían dejado en la casa 12 del MAP otros artistas transeúntes, y en compañía de la compatriota que me acompañaba fuimos a dejar puerta a puerta en el pueblo una invitación con un buque de lavanda. Y viva, ayudó!


Así que organizamos el cronograma de la siguiente manera:

3 días en una semana para dibujar: miércoles, jueves y viernes, porqué lunes y martes estaban dedicados a la compra de material, ahí los artistas de la región jugaron un roll fundamental, son los baquianos, ellos saben en dónde comprar a buen precio. Gracias a estas linternas que fueron gentilísimos prestándome los pinceles que deberían ser devueltos muy bien lavados según las indicaciones de la mayor y la destreza del maestro que cortó el mándala y facilitó los frasquitos para las mezclas, logramos no pasarnos demasiado del monto asignado por la organización, para el material.


Vuelvo a los equipos de los participantes, entonces, niños y niñas en la mañana en la escuela en el gimnasio de 9am a 1pm primer grado y segundo grado en dos sesiones separadas, y así fueron siguiendo tercero y quinto y luego cuarto, respetando los recreos.


Y la idea genial de los lobos y lobas de la escuela de invitar a los familiares de los chicos de la mañana a participar en la tarde a partir de las 3pm. Bingo! funcionó de maravilla.  El entusiasmo de los pequeños se volvió contagioso y así empezaron a llegar los grandes de 30 en 30 cada día.


Los tres primeros días fueron dirigidos a dibujar y después de una relajante sesión colectiva de bienestar, nos concentramos en nosotros mismos e iniciamos a expresar cada quien con sus posibilidades y en entera libertad, la relación con las emociones sombrías para volverlas luminosas y nuestra relación con la ejemplar naturaleza de la zona.


Ese fin de semana me dediqué a componer el mural con un pedacito de cada uno, un mural de chicos y un mural de grandes. Luego de superar la angustia de la proyección porque proyectores no faltaron pero ninguno funcionaba correctamente, se logró y sin más, la ocasión nocturna para proyectar los murales se transformó en una reunión de amigos compartiendo pizza, birras y diversión.


Por razones técnicas y de protocolos sanitarios, los grandes no pudieron participar en la pintura del mural de la escuela y los pequeños no realizaron pintar en el mural de los grandes, pero siempre estaban juntos, en los laboratorios de las tardes, en donde se crearon atmosferas maravillosas de convivialidad montañesa, de amor, cuestionamiento, crítica, gozo y tranquilidad.


Los tres días de la semana siguiente: lunes, martes, miércoles fueron dedicados a pintar los diseños que ya estaban plasmados en las paredes correspondientes, sin alterar ni un trazo de expresión de cada persona pequeña o grande.


Cada sesión fue una alegría, una fiesta, un asombro, un descubrir, jugamos, cantamos, bailamos grandes y chicos y todas las tardes venían cotidianamente para opinar trabajar y construir el Mural de San Pánfilo de Ocre.


Quedaba aún el mándala, corre, entre las lobas del maternal me esperaban temprano un grupo de duendecitos y pudimos hacer con estos chiquilines una obra de 1m20 de diámetro. ¡Uf! misión cumplida.

Durante la experiencia regresaba a casa llena de emoción, satisfacción y agradecimiento, todos me ofrecieron lo mejor.


También descubrí artistas magníficos de la zona, creadores de la luz, maestros, con quien tuve la ocasión por ratitos de tertuliar y documentar sus obras.


En las noches solía pasar de vez en cuando al bar a conversar con la gitana y aportar cambios en la atmosfera y decoración del lugar.


Pude encontrar a grupos de mujeres formidables dispuestas a gestionar espacios, ideas creativas, deseosas de participar.


Y así de tampón en tampón con la gentil neuróloga a quien le tocó también el roll pesado de tener que explorar mis narinas cada 48 horas, también tuve la ocasión en esos instantes incómodos de conocerla mejor y apreciar sus maravillosos sueños de ver Ocre y San Pánfilo en color.

Llevo tantos nombres dentro de mí, tantas almas, gente fuerte y gentil que me han sanado y hecho crecer.

Pude también colaborar con un artista italo-argentino en gamba y aportar un poco de mis conocimientos en sus talleres y confirmar una vez más que es tan necesario el compartir entre artistas para tener retroalimentación.


Algunos domingos me tumbaba en el césped mirando hacia el cielo y sentía la fuerza del trascender fronteras, la riqueza que aportan las artes en la extensión social, lo importante de la identificación cultural, el poder de estas propuestas.


Que afortunada que soy y en lo que pueda servir no dejen de llamarme que con gusto voy a compartir con la gente fuerte y gentil que hoy son mis amigas y amigos. Gracias!


Los periodistas trabajaron profesionalmente sin cesar recopilando cada etapa de cada artista, de cada instante, una prensa positiva con consciencia.


Conocí Fossa, Barisciano, Fontechio, Roio, presencié otros proyectos y estuve en las inauguraciones. Caminé y existí siempre rodeada de vestigios medievales y barrocos.


Sin olvidar el día D de la inauguración y el cierre en donde una vez más en conjunto, instituciones educativas, gubernamentales y otras, los artistas, visitantes y sobre todo los principales: los actores y autores de la obra, el pueblo de todas las generaciones de San Pánfilo de Ocre, todos como una enorme familia organizamos una tarde inolvidable llena de emoción.


Un cierre con la cereza en el queque. O más bien con el tomate cereza sobre la mozzarella.

artgraphic Eric nespy5euro