Dilación
Aquel silencio en el mar, tan tarde en la luz diurna,
en busca de linderos te dejó alzar el vuelo -
las conchas se descoloraban ante tus pies,
la luz se escurría con el viento por tu sombra
y en tu corazón el espacio se desplomó -
cuán desconocida se hizo la dicha, cuán simple
la emoción, cuán palpable en el abismo del día -
en lontananza reposaba la vida, un fijo
centelleo movezido, lejos de la tierra,
lejos del presente, y ahí, dadivosa, se hallaba
la noche
Traducción de Ronald Lewin
La hora de la abeja
Desplazada fuera de tiempo y en todas partes
desamparada nuestra inconquistable
perspectiva se llena de resina y
dulzura y silencio, pero al final
de una caricia del camino
que se prolonga planeando con las gaviotas
resurge la luz trémula
sobre una deslumbrada loma,
necia e invisible por el zumbido,
hasta que los olores en sonido se rompen
y la atmósfera entera anmudece en el sonoro
corazón de la tarde -
tímidos buscamos un vuelo
desde esta dulce y embriagada hora.
Traducción de Ronald Lewin
Saudade
Fantasía transparente
reencontrada en frescas cuencas,
niña del ojo, suave centelleo.
Aliento salobre,
dignidad desnuda,
panorama de calor, remota ciudad pétrea.
Un diminuto hombre-lobo en el sol,
hoja olorosa, verdor en remoto mar,
el fuego acariciador, corazón de amapola.
Tintineo de nostalgia en el viento,
todo un cúmulo,
en la mano se resquiebran las conchas.
Vellocino reluciente,
boca cubierta de llagas.
Traducción de Ronald Lewin
L’inviolable (fragments)
Ce qui reste
ce n’est pas le langage de plomb
tiré sur les steppes de papier
aux traits frappants
écrits de rayures
des gorges qui crachent
pas plus que le silence
ne reste
*
La lumière qui est partagée de tous
qui n’est pas réfractée et qui s’enfle
dans une mer obstruée par tout le commun
le long de horizons de décombres
malgré le désir
qui se chauffe de ses plumes et
qui se pavane par ses images
malgré le mystère desespéré, harcelé
de la notion insoumise de la mort
et de la perte
aux égouts à ciel ouvert
qui lient tous quand même,
qui les dévorent vifs grâce aux lois
broyantes
jusqu’à ce que la malédiction
chasse les chaînes
*
Dès que la malédiction a chassé les chaînes
et qu’elle reste incandescente
vêtue de couleurs pleines de ressort
elle s’évade devant des parois comblées de portes,
elle raccommode le filet en loques du raisonnement
elle pénètre le luxe de l’existence propre,
toute inviolable qu’elle est, empilée
petit à petit