
SUEÑO CON HENRI MICHAUD
En el sueño, juego al ajedrez con Henry Michaux. Sobre la mesita de noche, las piezas de marfil brillan en sus manos de gárgola flotando separadas del resto de su cuerpo, enfundado en los amplios faldones de una levantadora.
La puerta se abre y entra la camarera –el rostro y las extremidades en volutas de tabaco– que retira las sobras del desayuno a nuestro lado.
Michaux, creo que todavía es él, indiferente a cuanto nos rodea, continúa moviendo las piezas de ajedrez, mientras la habitación se borra de vista para dar lugar a un solitario, impreciso campo de agaves.
A mitad del desierto de agaves, aparece finalmente la fachada del HOTEL PIMODAN, tal como reza el aviso, al costado del borroso edificio. Pasen, pasen –nos dice el portero a la entrada, mirándonos detenidamente: ustedes están muertos de risa.
Raúl HENAO
Colombia