Armando nació en Cali, Colombia, 1944.  Es poeta, narrador y crítico literario, perteneció al grupo inicial del Nadaísmo, movimiento vanguardista literario de la década de los 60 en Colombia. Doctorado en Pittsburgh, actualmente vive en los Estados Unidos, donde es profesor de la Universidad de Cincinnati.


Ha publicado numerosos libros de poesía, narrativa y ensayo. En el 2008 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Atenas, Grecia. En 2011 ganó el Premio de Novela Corta Pola de Siero, España,  con su novela Cajambre, Bogotá, Valladolid, 2012. Su último libro de poemas, Amanece aquella oscuridad, fue publicado en 2012, Sevilla, España.

Este año se publica en Colombia su libro de poemas El color del Egeo.

 

Armando ROMERO

Colombia

EL ÁRBOL DIGITAL


Era un hombre al que le habían enterrado su mano derecha

Pasaba sus días metido en una pieza vacía

Donde se sentaba

Los pies contra el ángulo superior de la ventana

Y su mano izquierda sosteniendo un ojo de buey

Por el cual los rinocerontes

Ensartaban su cuerno

Y hacían brillar su corteza metálica


Le había dado por ser poeta

Y se pasaba todo el tiempo hablando de la guerra

De tal manera

Que había descuidado su mano derecha

Esta creció lenta y furiosamente

Y sin que él se diera cuenta

Atravesó el mundo de lado a lado


Cuando los niños de la parte norte de Sumatra

Vieron aparecer un árbol sin hojas y sin frutos

Corrieron espantados a llamar a sus padres

Estos vinieron con sus gruesas espadas

Y cortaron el árbol de raíz

Un líquido blanco lechoso salió de la corteza tronchada


Desde ese entonces

El hombre como un poeta

Siente un dolor terrible

Agudo

En un sitio del cuerpo que no puede determinar



LAS DOS PALABRAS


Un Monte es un Monje parado sobre su cabeza

Un Monje es un Monte sentado sobre sus pies


Monte y Monje

Son la misma cosa


El Monte con su cabellera de fuente de lodo

El Monje como un siluro dando coletazos al aire

No hay un Monte que no haya cabalgado sobre un Monje

No hay un Monje que no haya arrancado de raíces un Monte


Los Monjes se dan silvestres

Oran como relojes de péndulo

A garrotazos

Silvosos como una misa en la calle pelada


Un Monte que grita

Es un Monte que calla


El Monje corta el Monte con una cuchilla

El Monte desgarra el Monje con un serrucho


Hay que hablar bien para que todo quede claro



                                            POEMITA DEDICADO CON CARIÑO A LA

                                                         MEMORIA DEL SEÑOR

                                                             ISIDORE DUCASSE

(Q.E.P.D.)


La gente se ha sucedido en quemante procesión

Contra tu rostro y tu cuerpo viejo amigo

Y han dicho:


Te crecerán dientes en vez de pelos

y aparecerán agujas por tus poros

Cortarán de un solo tajo tus entrañas

y coserán tu vientre con ametralladoras

Te lanzarán como piedra al abismo

y te caerán abismos en la cabeza


Pero tú estás allá junto a El

Escuchando estas Fábulas que bien escribiste

Interpretadas por Coros Angélicos en el Cielo Izquierdo

Mientras que en el Cielo Derecho cantan esas tus Poesías


Y estarás en Silencio

Mientras El meditando escuchará a sus Santos que dirán

Esto es una delicia

Y con su sonrisa de viejo sabio te mirará y comprenderá

Luego, pasándote su brazo por encima del hombro

Y mientras te conduce por un amplio laberinto te irá diciendo

Haz lo mismo que yo, olvídate de todo cuando estés en el Paraíso


Y tú, polvoroso Conde, lanzarás entonces contra la cara de E1

Tu estridente carcajada


Dicen que en los Cielos el asombro ha remplazado la cordur